Abstract
El modelo de desarrollo modernizador que gradualmente ha adoptado México al final del siglo XX en sus estructuras culturales para incorporarse al nuevo orden mundial surgido después de la guerra fría, basado mayoritaria mente en el supuesto del "mágico poder regulatorio" de la "Mano Invisible" de las fuerzas del mercado para dirigir la participación social' ha comprobado en una década sus enormes limitaciones y las deformaciones humanas que ha producido.