Resumen
El cine y el psicoanálisis tienen un origen decimonónico. Tanto uno como el otro se deben a la
propulsión científica y tecnológica que es factor de gestación del discurso de la modernidad,
discurso que propone un avance progresivo y predecible hacia estados de mayor concordancia
entre el sujeto y su mundo. Pero si bien el cine y el psicoanálisis son producto cultural de la
modernidad no por ello se podría indicar que son completamente afines a ella, o que incluso van
en la misma dirección. El presente escrito pretende demostrar que tanto cine como psicoanálisis,
más allá de sus diferencias, convergen en retomar el síntoma que la modernidad forcluye como
condición de su estructuración.