Resumen
La tradición histórica del estudio de los procesos de comunicación en México y América Latina, ha llevado a privilegiar primero el análisis de los emisores, posteriormente la observación de los mensajes o discursos y, finalmente, en los últimos años se ha considerado el examen de la situación de los receptores. Dentro de ese contexto de prioridades analíticas, se ha centrado mayoritariamente el examen de los procesos de comunicación sobre los medios de información masivos y sus derivados simbólicos; y con ello se ha olvidado o desconocido que en la vida cotidiana existen otras grandes fuerzas comunicativas, tan o más importantes que los canales electrónicos de difusión colectivos que determinan constantemente la comunicación e imponen, para bien o para mal, un estilo de vida y de humanización.