Abstract
Después de 64 años de existencia del modelo de televisión privada en México y de la aplicación de un prototipo nacional de comunicación monopólico, concentrador, anticompetitivo, discrecional, contrario a los derechos ciudadanos, promotor del consumismo, jurídicamente anacrónico, con manejo patrimonialista del espectro radioeléctrico, opuesto al respeto de los derechos humanos, difusor de contenidos de muy baja calidad hasta llegar al reinado de la cultura parasitaria; el 30 de abril de 2013 el Estado mexicano decidió modificarlo y aprobó un nuevo marco constitucional para transformar dicho viejo esquema de radiodifusión en la República Mexicana.