Abstract
El 1 de diciembre de 2005 se aprobó oscura y apresuradamente en la Cámara de Diputados, un proyecto de reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión (LFRTV) y a la Ley Federal de Telecomunicaciones (LFT) la comúnmente conocida como “Ley Televisa”. Fue presentada y dictaminada en 8 días, aprobada por 327 diputados por unanimidad en 7 minutos, sin mociones a favor o en contra, ni abstenciones y sin destacar la trascendencia de la misma.1 Posteriormente, el 30 de marzo de 2006, un sector mayoritario de legisladores a favor de la “ley Televisa” aprobaron descaradamente el mismo proyecto de reforma en el Senado de la República por 81 votos a favor, 40 en contra y 4 abstenciones,2 sin ninguna modificación sustancial o cirugía mayor, ni discusión alguna a las severas intervenciones en contra que presentaron legisladores de oposición que la cuestionaron ampliamente.