Abstract
Ocho años después de la aplicación de la Reforma Electoral de 2007 y de la implementación de su correspondiente modelo de comunicación política en el país, se acumularon diversas contradicciones que impidieron edificar una democracia madura de mayor calidad. Esto debido a que dicho paradigma de difusión contribuyó fundamentalmente a reforzar el viejo esquema de privilegios partidocráticos que permitió que los principales beneficiados de la transición fueran los partidos con su tradicional estructura y no la sociedad.