Abstract
Debido al posicionamiento estructural que han conquistado en México los medios de difusión colectivos, particularmente electrónicos, su poder real superó la autoridad políticoideológica del estado y convirtieron en un poder autocrático incontrolado que influye, presiona, orienta y juzga a todos los grupos sociales, instituciones y sectores, sin que el interés público o el bien común los pueda acotar o dirigir. De ésta forma, los medios electrónicos paulatinamente dejaron de ser medios y convirtieron en fines. Renunciaron a ser puentes de relación simbólica para edificar la comunicación entre los hombres y transformaron en eficientísimas herramientas del poder, especialmente privado, para dirigir, controlar y subordinar a los individuos y los grupos según los proyectos económicos y políticos que los determinan.