Abstract
Con el fin de iniciar una nueva administración de gobierno durante el periodo 2012-2018, el ex presidente Enrique Peña Nieto se vio obligado a crear nuevas condiciones de gobernabilidad que le permitieran dirigir al país de manera distinta y con ello superar la crisis estructural heredada por los dos gobiernos panistas anteriores de Vicente Fox Quezada y de Felipe Calderón Hinojosa. Dichas transformaciones deberían convertirse en los nuevos cimientos estructurales que permitieran reimpulsar el crecimiento global de la nación hacia otro modelo de desarrollo a largo plazo, para figurar como modificaciones que trascendieran los próximos gobiernos sexenales, pues de lo contrario no se constataría el regreso histórico de un nuevo Partido Revolucionario Institucional (pri) para dirigir a la sociedad mexicana.