Abstract
Tradicionalmente, la reflexión y el diseño de las políticas culturales en México se han caracterizado por considerar las problemáticas referentes al campo educativo, museográfico, arqueológico, etnográfico, operístico, dancístico, musical, literario, etcétera; pero en forma sistemática han venido marginando la inclusión de los medios de comunicación en el área. Esta enorme omisión, por una parte, refleja la existencia de una laguna esencial del sector pensante del país, y por otra, ha provocado una enorme contradicción entre lo que se siembra en las mentes por la mañana y lo que se destruye cognitiva y afectivamente por la tarde y la noche.