Abstract
La nueva fase de crecimiento modernizador en que ha entrado la sociedad mexicana a partir de 1982, ha exigido que esta produzca cambios radicales en las estructuras económicas, políticas, jurídicas, tecnológicas, comerciales, laborales, financieras, ecológicas, etc., para poderse integrar de forma armónica a las exigencias de los procesos de globalización internacional, especialmente, con el establecimiento del Tratado Trilateral de Libre Comercio entre México Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, las modificaciones que se están realizando no sólo afectan a las infraestructuras e instituciones formales de nuestra comunidad nacional, sino también a la mentalidad y a la vida cotidiana de las personas en su conjunto; pues las exigencias de la globalización están demandando que se produzca otro tipo de ser humano que sea mas funcional para la dinámica de la integración mundial.